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Mientras el país empieza a mejorar en sus niveles exportadores, la tendencia es contraria en estas zonas creadas especialmente para las actividades de comercio exterior.
Las cifras del Dane muestran que entre enero y marzo de 2018 el desempeño de las zonas francas colombianas ha disminuido en cuanto a su participación en el comercio exterior. Durante este periodo, las exportaciones de mercancías realizadas a través de estas entidades han decrecido anualmente, con una caída del 17,7%.
Silvana Insignares, coordinadora de la maestría en Derecho del Comercio de Uninorte, indica que el desempeño de las zonas francas colombianas durante el 2017 se vio afectado por la reforma tributaria del 2016, entre otras cosas, lo que ha desincentivado la localización de empresas nacionales y de inversión extranjera en estas zonas.
Por su parte, Kelina Puche, directora de Fundesarrollo, plantea que los factores que determinan el bajo desempeño son las menores salidas hacia el resto del mundo de productos agropecuarios y productos procesados o transformados por parte de usuarios de zona franca. Hecho que se evidencia en que mientras las exportaciones generales de Colombia aumentan, desde las zonas francas bajan.
Desde 2014 Colombia presenta un déficit comercial que ha venido disminuyendo paulatinamente por la dinámica creciente de las exportaciones en los últimos años. Según el Dane, en marzo de 2018 el déficit comercial colombiano mostró un decrecimiento anual del 39%.
En las zonas francas la tendencia es contraria. Entre enero y marzo de 2018 la balanza comercial de las zonas francas colombianas presentó una caída en el superávit comercial del 2,5% respecto al 2017. Situación que se debió a la disminución en las exportaciones hechas desde estas entidades a los principales socios comerciales de Colombia: Panamá, Ecuador, Estados Unidos, la Unión Europea, India y Gibraltar.
Insignares indica que los mayores ingresos por concepto de exportaciones están relacionados con la competitividad y productividad del Estado. Esto le permitiría fortalecer el peso frente a la moneda extranjera, así como puede tener efectos positivos sobre los niveles de empleabilidad.
El bajo desempeño que vienen mostrando las zonas francas en lo corrido del año ha motivado al Gobierno y a los gremios nacionales a buscar estrategias que permitan la transformación tecnológica, modernización de su infraestructura y la atracción de inversión nacional y extranjera.
La normatividad y las iniciativas aplicadas por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT) para impulsar las exportaciones desde las zonas francas no han mostrado resultados positivos en 2018. El Ministerio ha planteado el Decreto 659 de 2018 por el cual se modifica el régimen y reglamentación de las zonas francas colombianas, y busca dinamizar la actividad comercial de estas entidades al igual que incrementar sus niveles de competitividad a través de un modelo menos complejo.
Este nuevo régimen ha sido bien recibido por los gremios económicos y empresariales del país, como la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), entidad que señaló que el nuevo régimen de zonas francas beneficia la actividad comercial debido a la mayor claridad en los trámites aduaneros. Los gremios esperan que con esta nueva estructura regulatoria las zonas francas vuelvan a ser una herramienta importante en las actividades de comercio exterior.
En el último congreso de Zonas Francas y Puertos realizado en Cartagena en mayo de este año, Edgar Martínez, director de las cámaras de zonas francas de la Andi, planteó que es necesario que las zonas francas y los puertos trabajen conjuntamente. Por su parte, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, en la instalación del congreso se refirió a estas zonas como instrumentos principales de competitividad de Colombia.
David Díaz Florián, profesor del IEEC de Uninorte, recomienda que las zonas francas sean más parecidas a los proyectos de parques industriales de conocimiento en los que los incentivos dependen de su flexibilidad y apertura a los mercados internos y externos de los países que invierten es esta estrategia.
Por su parte Puche señala que para mejorar el desempeño de las zonas francas es necesario establecer una normativa que conlleve a que las empresas ubicadas en estas generen valor a los bienes y servicios elaborados. “El 100% de la producción generada debe ser destinada a exportaciones hacia el resto del mundo y no hacia territorio aduanero nacional (TAN), y se debe incentivar la creación de clústers que presten servicios especializados de acuerdo con las necesidades de cada sector”.
Las evaluaciones internacionales recientes con respecto a la estrategia exportadora de las zonas francas muestran que cada vez contribuyen menos al dinamismo de las exportaciones de países en desarrollo.
Los beneficios fiscales que disfrutan no se traducen en los resultados esperados, y el aprovechamiento de economías de aglomeración es apenas incipiente. A esto se suma que los controles ambientales son más laxos que por fuera de la zona y que las estrategias empresariales carecen de objetivos concretos y realizables de producción más limpia. No menos cuestionable es la evidencia de clientelismo y favoritismo a representantes de grupos políticos o familias de gobernantes, fenómeno que para el caso chino revela la ilusión de un crecimiento industrial con efectos negativos sobre el bienestar a nivel local y regional.
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