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Las zonas francas industriales han dejado su sello en la economía dominicana. Surgidas como una de las áreas dinámicas, se expandieron y crecieron en el país como el resultado directo de la Iniciativa del presidente Ronald Reagan para la Cuenca del Caribe, a principio de los años 80.
Fue la versión más amplia de tratamiento arancelario unilateral para la República Dominicana de parte de los Estados Unidos. El esquema cambió con el tratado de Libre Comercio conocido como DR Cafta, el cual estableció ventajas arancelarias bilaterales. Yo te doy y tú me das. Y las zonas francas conservaron su privilegio de exportar hacia Estados Unidos sin pagar aranceles, bajo reglas establecidas.
El cambio llegó. La diversificación mejoró y con ella la calidad del empleo. El tiempo en que las zonas francas eran casi solo manufactura, con los textiles representando más del 60% del sector, es cosa del pasado. Hay una importante ampliación de la producción, la cual también amplía la gama de productos a exportar, pues se trata de una producción con vocación hacia el mercado externo.
Y el hecho de que sea una concepción productiva prevista para los mercados internacionales, indica que hay una decidida obligación con los parámetros de calidad mundial. Se necesita ser un productor competente y competitivo para ganar y mantener espacios en renglones tan importantes como los productos médicos y farmacéuticos, de los cuales las exportaciones desde las zonas francas que operan en el país representan el 27.2% de los envíos totales al exterior del sector.
También tienen importancia las confecciones y textiles, los productos eléctricos, tabaco y derivados, calzados y sus componentes, con cifras que reflejan cambios operativos en el sector, y la importancia que el mismo tiene. Representa la puerta de entrada al gran mercado de un conjunto de bienes que antes no podían hacerlo.
Y también un instrumento de atracción de capital extranjero. De vez en cuando surgen voces que producen temores en el sector zonas francas, por un aparente interés en satanizarlo. Un reciente informe del Banco Mundial sugiriendo revisar las exenciones de zonas francas, se inscribe en ese escenario.
Viendo la contribución de las zonas francas, en términos de empleos, con más de 180 mil plazas, y en exportaciones, la actitud general debería ser de atracción, condicionada, guiada si se quiere, pero nunca de hostilidad.
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